9.- GUERRILLERAS GADITANAS
Grabado italiano del Asedio de Cádiz. Pomares Pinelli. 1816.
Durante la Guerra de la Independencia y más concretamente en
noviembre del año 1811 se fundó la primera asociación gaditana
exclusivamente formada por mujeres que hemos encontrado en el siglo XIX y que
se denominó Junta Patriótica de Señoras de Fernando Séptimo de Cádiz. A mitad
de camino entre la beneficencia y el altruismo patriótico, nació posiblemente
por una petición de la Junta Superior de Gobierno de Cádiz solicitando la
colaboración para dotar a los ejércitos españoles de vestuario y complementos
adecuados para su labor de defensa frente a los invasores. El guante fue
recogido por “una gaditana” que lanzó un llamamiento a través de la prensa para
hacer realidad este objetivo mediante una asociación. Los primeros pasos
para su establecimiento los dió Engracia Coronel que, junto a otras señoras,
solicitaron el correspondiente permiso a la regencia, que no sólo accedió a la
petición sino que también les facilitó algunos fondos. Eligieron una doble
presidencia representada por la Marquesa de Casa-Rábago y por la Marquesa
de Villafranca, "aunque fuese forastera". También la secretaría era duplicada, siendo el cargo desempeñado simultáneamente por María Lorenzo
Figueroa Montalvo y María Gertrudis Carasa.
En la sesión inaugural su principal promotora, Engracia Coronel, nos señalaba en un sentido discurso que el fin para el que se habían reunido era allegar dinero y vestuario para los ejércitos. Un viento democrático inspiraba el deseo de la fundadora que expresaba “…todas somos iguales en voto y representación, porque nos reúne un propio espíritu, un idéntico deseo, y una misma satisfacción”. Poco después redactaron unos estatutos.
Plano de Cádiz con división por barrios (1812)
En la
representación directiva aparecían tres depositarias que se encargaban
respectivamente de los efectos, de vestuarios y, una tercera, de prendas y
donativos. Estaba organizada por barrios teniendo cada uno dos encargadas
denominadas comisarias. La ciudad estaba dividida en esos momentos en 17
barrios, pero consideraron excesivamente amplios tres de ellos que, a su vez,
fragmentaron en dos por lo cual quedó estructurada en 20 unidades
administrativas. Conocemos que sus asociadas
elaboraron sacos de todas clases, hilos, sábanas y almohadas para los
hospitales. Pero su principal objetivo fue la dotación de vestuario militar
adecuado. Ya el mismo día de su fundación la Asociación recibió tres oficios
solicitando ayuda para diversos cuerpos de ejército. El primero solicitaba
morriones y zapatos para cuarenta zapadores que, por no disponer de dichas
prendas, no podían incorporarse al quinto ejército. Las propias asociadas
hicieron frente con sus donativos a tal ruego. Un segundo escrito, enviado por
Don Francisco Chipelle, comisionado del Conde de Penne Villamar, demandaba
auxiliios para las tropas de este general. Su petición fue atentida
inmediatamente, suministrando los géneros para la confección de camisas y
chalecos para setecientos soldados.
En el centro uniforme de oficial del Regimiento de Guadix
Pero sin duda fue el requerimiento del
coronel del Regimiento de Guadix el que provocó la movilización más notable de
la Junta de Señoras. Perfectamente organizadas recorrieron todas las casas de
la ciudad para conseguir subscripciones que hiciesen frente al elevado coste
del vestuario completo del referido cuerpo. Trabajo que, además, se completó
con el reparto de labores de costura realizadas por las propias señoras y otras
colaboradoras, dejando parte de las hechuras a profesionales de la costura
“cuya construcción no es buena si no se hacen por mano de oficial”. El
rápido resultado final se concretó el 23 de abril de 1812 con la entrega de 850
vestuarios completos a la tropa, celebrándose tal acontecimiento con una
celebración religiosa y el reparto por las propias señoras de un rancho
especial a los soldados, compuesto por arroz, carne, tocino, pan, vino y
naranjas. Música e himnos patrióticos completaron la feliz jornada.
Relación Gastos e Ingresos "El Conciso" 10 febrero 1813
El celo por la transparencia de sus
cuentas las llevó incluso a ofrecerlas mensualmente, pero desistieron por el
propio coste económico de la impresión además de “por ser un escrito demasiado
difuso para ser insertado en un periódico”. Fueron igualmente
obteniendo aportaciones económicas tanto desde otras ciudades americanas como
la mejicana Campeche, como desde los municipios españoles que iban siendo
liberados de la ocupación francesa. La estrategia utilizada debió ser semejante
a la realizada con las señoras de Sevilla. Una proclama dirigida al conjunto de
damas de la ciudad, y firmada por la secretaria de la Junta gaditana,
informaba de los fines que perseguían y de los logros obtenidos, solicitando a
continuación la formación de sociedades similares “convidándolas a que formen
una subscripción mensual o donativo, que contribuya a moderar las inmensas
fatigas con que compran nuestra libertad los ilustres defensores de
ella”. En Sevilla la convocatoria debió surtir un rápido efecto, puesto
que una comisión formada por la Marquesa de la Granja, la Condesa de
Mejorada y la Condesa viuda de Montelirios envió invitaciones personalizadas
para el logro de suscripciones. De igual manera debieron crearse otras
Juntas en Zafra, Jerez de la Frontera, el Puerto de Santa María, Málaga y
Écija.
Dibujo del Brazalete regalado por Fernando VII
Al ser liberado Fernando VII de su
secuestro en Francia, la Sociedad organizó un acto religioso de acción de
gracias. Su labor de ofrecer vestuario a las tropas continuó después incluso de
terminada la guerra, como lo demuestra la entrega de un importante conjunto
de vestuario y complementos para el Regimiento de Caballería de la Reina
avanzado ya el año 1815. Estimando finalizados los objetivos por los que
se había creado o, por ejemplo, la remitieron al Ayuntamiento un memorial que
acompañaba con unos anexos sobre sus actividades informando de su intención de
disolverse.
El Municipio creó una comisión que
agradeció el trabajo de la corporación y elogió especialmente a las asociadas
que se dedicaron sin apenas límites al desempeño de las comisiones que les
fueron encargadas. De igual manera la Asociación entregó al rey un
donativo de quince zurrones de añil. Además en un acto de suma intelegencia depositó su amplia documentación en el archivo del municipio. En agradecimiento, el 27 de julio del
mismo año, el rey les concedió como distinción un brazalete de oro que se
debería ceñir en el brazo izquierdo, y sólo con el traje de ceremonia, en el
que estaba grabado la cifra de Fernando VII y el lema "A la Junta
Patriótica de Señoras de Cádiz". El 5 de agosto, después de agradecerle la
consideración tenida, solicitaban del monarca la “anuencia para su cesación”.
A pesar de que La Casa de la Camorra fue destinada durante la Guerra de Independencia a la función de "Vestuario de la Tropa" no disponemos de cita alguna que señale la ubicación de alguna de las actividades en el edificio de la entonces calle Empedrador, pero es muy probable que en sus cuatro años de existencia la Junta de Damas utilizase sus dependencias para alguna de sus numerosas actividades.
Cada quince días aproximadamente realizamos visitas guiadas y gratuitas a este espacio. Si alguien quiere incorporarse puede mandarme un correo a casadelacamorra@gmail.com y le informaré de fechas y lugar de encuentro.
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